Ese fue mi segundo blog. Un espacio que me ayudó a dejar de fumar. Una página para dejarlo contigo y en la que, a pie de página, había un econtador que indicaba cuantos días llevo sin fumar desde que me hice caso cuando me dije: «hoy no fumes».
Aprendí a alojar mi página en un servidor mientras dejaba de fumar, todo en uno. Solía acudir al contador para celebrar mi triunfo. Hoy tampoco fumo.